Habiendo alcanzado el pináculo del potencial humano, Varvatos era tan poderoso que el resto de la humanidad comenzó a llamarlo el Señor de los Demonios, temiendo y respetando su abrumadora influencia. Como resultado, se sintió alienado de sus congéneres humanos, lo que lo llevó a desear una verdadera compañía, un igual al que pudiera llamar amigo.
Con la esperanza de que su destino cambie en su próxima vida, Varvatos decide comenzar de nuevo y reencarna tres mil años después como Ard Meteor, el hijo de una pareja aparentemente ordinaria en un pueblo rural. Desafortunadamente, se da cuenta de que incluso después de debilitarse a sí mismo, su fuerza aún eclipsa a todos en esta era. Además, su falta de habilidades sociales le impide lograr su objetivo de hacer amigos. Pero lo peor de todo es que las repercusiones de abandonar repentinamente su puesto anterior han comenzado a morderlo de las maneras más inimaginables posibles.
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